La maternidad puede ser un hermoso despertar para tu evolución espiritual.
Los primeros siete años de una madre son un gran hito en nuestro desarrollo espiritual y psíquico.
Es en los primeros siete años que nos descubrimos en este nuevo rol y como guías de las almas que vinieron a la Tierra en forma de niños, necesitamos aprender y desarrollarnos.
Perdernos es normal al principio. Seguir perdida no lo es. Necesitas encontrar el camino de regreso a ti misma y hoy sé que es posible tener la maternidad como fortaleza y motor de empoderamiento.
A medida que somos madres con la intención de mejorarnos cada día y guiar mejor a nuestros hijos, comenzamos a acceder a un lugar en nosotras que está dispuesto y disponible para cambiar, crecer y evolucionar.
Con cada proceso de aprendizaje, cada vez que logramos salir del modo automático, cada vez que logramos responder en lugar de reaccionar a los desafíos de la vida, fortalecemos estas nuevas vías neuronales. Salimos de ese lugar de escasez emocional y entramos en modo de crecimiento. En un lugar donde todo es aprendizaje.
Dejamos de vernos como víctimas de la vida y empezamos a entendernos como protagonistas de nuestra historia.
Lo que quiero presentarles es otra visión de la maternidad.
Que no es rosa. No romántica. Mucho menos apática.
Es una maternidad de color rojo sangre. Poderoso. Vibrante. Que encuentre en el amor el motor para evolucionar, para buscar tu esencia y lo más verdadero en ti. En este camino, la tan deseada plenitud ocurre de adentro hacia afuera. Unión con tu esencia más pura y verdadera.
Quiero presentarles la maternidad como un portal iniciático y espiritual muy poderoso.
Eso no te frena ni te somete. Al contrario, te muestra el camino para descubrir y desarrollar poderes internos que nunca soñaste. Eso te lleva a una conexión tan profunda contigo misma que no le das amor y atención a tus hijos y a tu pareja, te desbordas.
La verdadera felicidad de saber quién eres se desborda.
Inspírate sabiendo respetarte a ti misma y a tus límites.
Te libera colocándote en un lugar de profunda conexión con tu verdadero SER.
Vuestro YO SOY, que os guía en el camino y el viaje.
De la maternidad a la vida. Porque el mejor viaje es hacia dentro.